

A mediados de la década de los 70 los hermanos Toni y Julio Pardo deciden abrir su propio taller de tapicería, tras años de aprendizaje entre renombrados tapiceros de Valencia. Una formación que comenzaba con la escoba, barriendo y limpiando esas tapicerías en las que se realizaban trabajos hoy en día inimaginables, asientos de muelles, basteados, puntos dados a mano, moldeado del crin, claveteado, capitonés.
Los hermanos Pardo pertenecen a una generación de tapiceros que carece de relevo generacional, aunque en su caso el destino quiso que Jose, el hijo de Toni, continuase con el oficio, aprendiendo junto a su padre y junto a su tío y descubriendo que cada día era distinto al otro, descubriendo que cada clienta exigía un acabado especial, un trabajo personal, a medida, diferente y dándose cuenta que ahí estaba el secreto para poder vivir de su trabajo.
Tapizados Pardo ofrece un trato personal, un amplio abanico de terminaciones, de telas, de acabados, de posibilidades, incluso permiten que el cliente entre en la tienda de Literato Azorín o en el taller de Pare Presentat, con una fotografía recortada de AD o de Nuevo Estilo, para que le hagan ese sofá, esa butaca o ese silloncito de diseño vintage del que se ha enamorado.
El cliente podrá probar los rellenos y los cojines, podrá comprobar que los armazones y esqueletajes son de pino y de haya, estructuras hechas por artesanos de la comunidad valenciana que aún guardan los conocimientos que se transmitieron de padres a hijos, o de oficiales a aprendices…, la misma tradición artesanal que se percibe en Tapizados Pardo, unida a la visión actual que aporta la juventud y la ilusión de ese relevo generacional que se llama Jose Antonio Pardo.




